En 1585, el comandante Arthur Barlowe, junto con un grupo de pioneros llegó a la isla de Roanoke, (frente a las costas de la actual Carolina del Norte, EE.UU). A pesar de que en un primer momento la relación con los nativos no era mala, pronto comenzaron las tiranteces; así que cuando Sir Francis Drake llegó a la isla en 1856, el grupo de expedicionarios partió rumbo a Inglaterra con el pirata. Poco después, Sir Richard Grennville volvió a Roanoke con provisiones para el grupo de colonos, pero al no encontrar allí a nadie volvió a Inglaterra dejando en la isla a un grupo de 15 soldados para mantener la guarnición. Se cree que este grupo sufrió las acometidas de los indios locales y partió rumbo a Inglaterra, pero , nunca mas se volvió a saber acerca de los 15 hombres.
Un año después, 118 colonos llegaron de nuevo a Roanoke, con la intención de llevar a cabo un segundo intento de colonizar la isla y establecer un asentamiento permanente. El viaje estaba comandado por John White (que ya había estado en la primera expedición a la isla). El día 18 de agosto nació la primera niña inglesa en América, Virginia Dare, nieta de John White.
Poco tiempo después, el colono George Howe apareció muerto en una playa cercana cuando había salido solo a cazar cangrejos. Pronto se especuló con la posibilidad de que alguna de las tribu de la isla le hubiese asesinado, así que ante el desagradable acontecimiento, y unido a la escasez de recursos, John White dejo atrás a su hija y su nieta y se embarcó rumbo a Inglaterra para informar a la reina Isabel I y recoger algunos suministros.
Cuando White regresó a Londres, se vio atrapado en la capital británica por la guerra contra España y la falta de fondos por parte de la corona. Pasaron tres años hasta que John White pudo poner pie de nuevo en la isla de Roanoke, y es que lo que White se encontró a su regreso, fue que los 117 colonos que había dejado allí hacia tres años, habían desaparecido sin dejar rastro.
Las casas de
dos plantas y techos de paja que se habían construido estaban totalmente
desmanteladas y los establos, donde se alojaba el ganado, vacíos. Lo único que
los colonos habían dejado en el lugar fueron dos tumbas (una de ellas
probablemente perteneciente a George Howe), una misteriosa palabra tallada en
la corteza de un árbol “Croatoan”. Eso fue lo único que quedó de una población
de mas de 100 personas.
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