Aún así, actualmente, se han convertido en la fuerza principal de operaciones especiales de la Armada de Estados Unidos.
Los Seals, son expertos en toda clase de armamento y técnicas de combate; estos soldados son conocidos por sus habilidades en el agua, aunque también reciben entrenamiento para efectuar actividades en tierra y aire. Son característicos por sus operaciones silenciosas y secretas, que les han permitido entrar en acción en guerras como la de Vietnam, Granada, Somalia, Afganistán, Irak, y otras muchas que seguirán siendo un misterio. Para mantener la máxima cautela, actúan en pequeños grupos de entre dos y ocho integrantes.
Por cada triunfo o buena acción, los Seals, reciben una insignia, formada por un águila aferrando un ancla y un tridente. Esta, ha sido alzada victoriosamente en repetidas ocasiones como durante el rescate del capitán estadounidense Richard Phillips, secuestrado por piratas somalíes, y quizás, por no decir, seguramente, la más significa de todas, el abatimiento de Osama bin Laden. Para ellos, el prestigio se mide en cantidad de insignias, cuantas más tengas, mejor navy seal eres.
Llegar a ser un integrante de las fuerzas armadas de EEUU no es tarea fácil, todos y cada uno de los valientes soldados propios de esta armada, deben pasar una serie de duras pruebas para poder convertirse en un Navy Seal más durante 6 meses. Según datos oficiales, solo el 40% de los aspirantes supera las pruebas de admisión, por su gran grado de dificultad. Estos son algunos de los ejercicios que deben realizar para conseguir su puesto:
- Hundirse en una piscina con las manos atadas a la espalda y los pies inmovilizados; con el fin de salir a la superficie, tomar aire y volver a sumergirte mediante el impulso de las partes móviles del cuerpo únicamente.
- Subir varias montañas con mochilas de entre 30 y 50 kilos.
- Superar una semana de duro ejercicio y de prácticas en las cuales se duerme únicamente entre 2-5 horas, en la base de San Diego. Aquí, los instructores recomiendan a los aspirantes a abandonar la prueba, para ir mellando la moral de los más débiles.
- Sumergirse con armas hasta el pecho y aguantar el agua gélida del mar durante horas.
- Con el cuerpo helado, deben ir a la playa y arrastrarse por la arena caliente; cuando los cuerpos recuperen la temperatura adecuada, suena un silbato y deben regresar al mar.
- El circus (la prueba más extrema), donde los participantes deben colocarse en la orilla del mar agarrados unos a otros formando un círculo, aguantando el oleaje y la hipotermia durante horas.
Además de los exámenes físicos, deben aguantar la presión mental de los instructores que no paran de repetirles que es la hora de tocar la campana, es decir, de abandonar; para que muestren su capacidad de aguante y su fuerza mental.
A decir verdad, los que consiguen superar todas las pruebas suelen ser tipos raros cubiertos de tatuajes, no los deportistas más preparados ni los que trabajan a diario en el gimnasio. Está claro, que ser un Navy Seal requiere más fuerza de voluntad y valentía, y no tanta fuerza física; además, deben ser válidos a largo plazo, no solo tienen que demostrar su garra en los entrenamientos y la preparación, también en el día a día, una vez hayan conseguido formar parte de la armada.
Así mismo lo explica el ex-marine Almirante William H. McRaven en sus 10 lecciones de vida, basándose en el entrenamiento de los Navy Seals:
Así mismo lo explica el ex-marine Almirante William H. McRaven en sus 10 lecciones de vida, basándose en el entrenamiento de los Navy Seals:
- La lección de la cama: "Si quieres cambiar el mundo, comienza por hacerte la cama"
- La lección del grupo: "Si quieres cambiar el mundo, encuentra una pareja de paddle"
- La lección del corazón: "Si quieres cambiar el mundo, valora a las personas por el tamaño de su corazón, no por el tamaño de sus aletas"
- La lección de tener un mal día: "Si quieres cambiar el mundo, supera los malos momentos sin ser una galleta de azúcar y sigue remando"
- La lección de hacer trabajo extra: "Si quieres cambiar el mundo, no tengas miedo de los circos que se crean"
- La lección de superar tus miedos: "Si quieres cambiar el mundo, a veces tienes que despejar primero tu cabeza de obstáculos"
- La lección de enfrentarte a tu tiburón habitual: "Si quieres cambiar el mundo, no te acobardes frente a los tiburones de la vida"
- La lección de dar lo mejor mientras experimentas lo peor: "Si quieres cambiar el mundo, debes dar lo mejor de ti en los peores momentos"
- La lección de alzar tu voz: "Si quieres cambiar el mundo, empieza cantando cuando estés hasta el cuello de barro"
- La lección de hacer sonar la campana: "Si quieres cambiar el mundo, nunca nunca, toques la campana".
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