martes, 4 de diciembre de 2018

Wilm Hosenfeld el capitan que salvo a Szpilman



La verdadera historia del capitan aleman que salvo a Szpilman

      Su nombre real era Wilhelm Adalbert Hosenfeld, nació el 2 de mayo de 1895 en Mackenzell, un pequeño pueblo del reino de Prusia por aquel entonces. Su familia era numerosa, eran seis hermanos en una familia patriótica y católica, el padre era profesor de un colegio católico y formo a Wilm en el sentido de la caridad, esto se hizo en la militancia en Accion Católica. Se quiso formar para profesor como su padre, pero a los 19 años estallo la Primera Guerra Mundial. En 1917 fue gravemente herido siendo soldado de infantería y recibiendo así la Cruz de Hierro de Segunda Clase. En 1918 volvió a su pueblo natal para ejercer de maestro. Dos años más tarde se casó con Annemarie Krummacher, joven pacifista. Tuvieron tres hijos; dos niños, Helmut y Detlev; y tres hijas, Anemone, Jorinde y Uta.
     
       En 1933 su patriotismo hizo que se sintiera atraídopor el nacional-socialismo y dos años más trade se afilió al NSDAP, sin embargo no compartía el antisemitismo de los nazis ni su hostilidad a la Iglesia Católica. Como la mayoria de los alemanes, veía a los nazis como un movimiento de recuperación nacional tras la derrota alemana de 1918. En agosto del 39 le llamaron a filas nuevamente.

      LAS PRIMERAS AYUDAS 
   
               Teniendo Wilm 44 años, Alemania invadió Polonia. Le enviaron a Polonia a mediados de septiembre como sargento, en una milicia con hombres con edades comprendidas entre los 35 y 45 años. Wilm era un hombre gentil y amable, que no tenía temor de mostrarse hablando con judíos y cogiendo en brazos a niños polacos. Una vez, cuando iba en bicicleta, se encontró con una joven judía que corría. Cuando le preguntó a dónde iba, ella asustada le respondió, diciendole que estaba embarazada y que su marido estaba preso en el campo de prisioneros. Iba hacía allí a pedir su liberación. Wilm anotó el nombre del prisionero y le dijo: "Tu esposo estará de nuevo en casa en tres días". Y así fue.
          En otra ocasión, Wilm entró en un camión, lleno de hombres a presados por la policía secreta, eligió un hombre del camión ''al azar" diciendo que le hacía falta para un trabajo. Realmente ese hombre iba a ser ejecutado y se trataba del cuñado de un sacedorte polaco, salvandole así la vida.

         Wilm tan cansado del comportamiento de sus compatriotas contra los polacos, manifestaba su repugnacia por el comunismo y el nazismo atraves de cartas a su mujer, consideraba el comunismo y el nazismo ideologías igualmente criminales. En las cartas manifestaba la vergüenza por los crimenes cometidos por los alemanes en Polonia.
          
          La fe en Dios le hizo sobrevivir los siguientes años, ayudando a todos los polacos que pudo, también aprendió polaco y participó en misas polacas. 

          El 1 de agosto de 1944 fue el estallido del Levantamiento de Varsobia , en el cual Wilm sirvió en la contrainligencia alemana, donde exigió tratar a los prisioneros de acuerdo con las normas de la Conveción de Ginebra, contra la orden de Heinrich Himmler, intentó ayudar a miembros de la resistencia polaca.
     
           Tras el final del Levantamiento de Varsovia, el 17 de noviembre de 1944, entonces Capitán Hosenfeld fue a un edificio abandonado. Allí se encontró uno de los pianistas más famosos de polonia, este encuentro años más tarde le hara famoso, y uno de sólo 20 judíos que quedaban en Varsobia tras el Levantamiento. Szpilman contó que le miro creyendo que iba arrestarle, pero en lugar de eso, cuando le contó que era pianista, Wilm le pidió que tocase algo en el piano viejo del edificio.

            Wilm ayudó al pianista a mejorar su escondite y le trajo alimentos con frecuencia, incluso le regaló su abrigo. Tras estos encuentros con Szpilman, el 17 de enero de 1945, Wilm fue hecho prisionero por los soviéticos, un violinista polaco, amigo de Szpilman, pasó por la cerca de un centro de detención de Varsobia en el que se encontraba Wilm. Hosenfeld se acercó a la cerca preguntando e impolorando si conocía  a Szpilman, que si fuera así que le dijiera donde estaba y que le ayudara para salir.

              Ante la situación en la que se encontraba el oficial mandó una carta en la que ponía varios nombres de gente a la que había ayudado, intentando así su liberación. Muchos de ellos suplicaron su liberación sin resultado alguno. Finalmente en 1950, tras haber sufrido una hemorragía cerebral en 1947, un tribunal militar soviético le sentenció a 25 años de prisión por el simple hecho de ser un oficial alemán. Murió a los 57 años tras pasar 3 años de torturas e interogatorios por los soviéticos, fisicamente y mentalmente destrozado.






           


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