La
lanzadera volante inventada por J. Kay en 1733 consistió en incorporar unas
ruedecillas a la lanzadera tradicional que el tejedor debía pasar de un
lado al otro del tejido manualmente. De esta manera, se consiguió
rebajar el tiempo necesario para tejer una pieza y confeccionar piezas
de tejido más anchas, pues la anchura dejó de estar limitada por la
longitud de los brazos del tejedor.
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