Sanson fue una familia francesa, conocida por su oficio de
verdugo. Comenzó con Charles-Louis Sanson de Abbeville, anteriormente soldado del
ejército francés, fue nombrado verdugo
en 1684, como verdugo oficial del rey Luis XIV. A su muerte, le sucedió su hijo
Charles, el cual ocupó el cargo hasta su muerte, en 1726.
Más tarde, no
inmediatamente, su hijo Charles-Jean-Baptiste, nacido en 1719, pues su padre
murió cuando él todavía era muy pequeño. Aprendió del segundo esposo de su
madre, François Prudhomme, que también sería un buen elemento, pues dicen que
estaba especializado en torturar a los reos antes de ejecutarlos. Sin embargo,
será este quien consigue los cargos de ejecutor de la ciudad, preboste y
vizconde de París.
De quien se hablara más será de Charles
Henri Sanson, nacido en 1739, el mayor de los hijos de Charles-Jean-Baptiste, que tuvo nada
menos que nueve hermanos. Nació en París y fue hijo de Charles-Jean-Baptiste y
de su primera esposa, Madeleine Tronson.
Fue ejecutor del rey Luis XVI. No obstante, en un principio,
no quería seguir con la tradición familiar, pero debido a una parálisis de su
padre, tuvo que empezar a ejercer como tal, con sólo 15 años, para poder
mantener a su familia. Era muy común seguir la profesión paterna, en esa época,
y había oficios que era obligatorio.
Las ejecuciones era el entretenimiento del pueblo, pues iba
mucha gente a verlas.
Charles Henri fue el principal promotor, junto con el
doctor Guillotin, del invento de un
constructor alemán de violines y clavicémbalos, llamado Tobías Schmidt. Defendió este nuevo artilugio ante la Asamblea Francesa,
proporcionando su opinión como especialista en la materia y asegurando que de
esa manera las ejecuciones serían menos dolorosas, más humanitarias y más
rápidas para todos.
Ya que para la ejecución se utilizaba un tipo de arma:
hacha, espada o la horca. Dependiendo de tipo de persona, en la sociedad del
Antiguo Régimen, del estamento al que se perteneciera. Si el reo era un
villano, le esperaba la conocida horca. En el caso de los nobles, se hacía
mediante la decapitación. Por último, en el caso de los asesinos, la ejecución
de la pena era mucho más compleja, pues se realizaba en la terrible rueda,
donde se le ataba para ir machacándole todos sus huesos.
La guillotina era ideal para un sistema que presumía de
igualitario, pues sería el mismo para todos los ciudadanos y evitaría sufrimientos
desagradables al reo y al público. Algunos de sus contemporáneos la llamaron la “máquina
niveladora”. Aún así, la guillotina guillotinó
la espeluznante cifra de 2.918 personas, a manos de Charles Henri Sanson.
Uno de ellos fue el rey Luis XVI, aproximadamente, a las
10.22, de aquel 21 de enero de 1793 fue su ejecución en la plaza de la Concordia. A
parte, entre su clientela más conocida
podemos destacar las figuras de Danton, Hebert,
Robespierre, San Just y Camille Desmoulins.
Al último miembro de la familia Sanson, Henri Clement, se le
atribuyen las “Memorias de los Sanson”, publicadas en varios tomos en 1830,
pero, según parece, esta obra fue escrita a medias por Honoré de Balzac, en su
juventud, y por un tal François-Louis L`heritier de l’Ain.