lunes, 28 de noviembre de 2016

Los Sanson, los verdugos de París

    Sanson fue una familia francesa, conocida por su oficio de verdugo. Comenzó con Charles-Louis Sanson de Abbeville, anteriormente soldado del ejército francés,  fue nombrado verdugo en 1684, como verdugo oficial del rey Luis XIV. A su muerte, le sucedió su hijo Charles, el cual ocupó el cargo hasta su muerte, en 1726.
   
       Más tarde, no inmediatamente, su hijo Charles-Jean-Baptiste, nacido en 1719, pues su padre murió cuando él todavía era muy pequeño. Aprendió del segundo esposo de su madre, François Prudhomme, que también sería un buen elemento, pues dicen que estaba especializado en torturar a los reos antes de ejecutarlos. Sin embargo, será este quien consigue los cargos de ejecutor de la ciudad, preboste y vizconde de París.

       De quien se hablara más será de Charles Henri Sanson, nacido en 1739, el mayor de los hijos de Charles-Jean-Baptiste, que tuvo nada menos que nueve hermanos. Nació en París y fue hijo de Charles-Jean-Baptiste y de su primera esposa, Madeleine Tronson. 

Fue ejecutor del rey Luis XVI. No obstante, en un principio, no quería seguir con la tradición familiar, pero debido a una parálisis de su padre, tuvo que empezar a ejercer como tal, con sólo 15 años, para poder mantener a su familia. Era muy común seguir la profesión paterna, en esa época, y había oficios que era obligatorio.

Las ejecuciones era el entretenimiento del pueblo, pues iba mucha gente a verlas. 

Charles Henri fue el principal promotor, junto con el doctor Guillotin,  del invento de un constructor alemán de violines y clavicémbalos, llamado Tobías Schmidt. Defendió este nuevo artilugio ante la Asamblea Francesa, proporcionando su opinión como especialista en la materia y asegurando que de esa manera las ejecuciones serían menos dolorosas, más humanitarias y más rápidas para todos. 
                                                                                                     
Ya que para la ejecución se utilizaba un tipo de arma: hacha, espada o la horca. Dependiendo de tipo de persona, en la sociedad del Antiguo Régimen, del estamento al que se perteneciera. Si el reo era un villano, le esperaba la conocida horca. En el caso de los nobles, se hacía mediante la decapitación. Por último, en el caso de los asesinos, la ejecución de la pena era mucho más compleja, pues se realizaba en la terrible rueda, donde se le ataba para ir machacándole todos sus huesos.

La guillotina era ideal para un sistema que presumía de igualitario, pues sería el mismo para todos los ciudadanos y evitaría sufrimientos desagradables al reo y al público. Algunos de sus  contemporáneos la llamaron la “máquina niveladora”.  Aún así, la guillotina guillotinó la espeluznante cifra de 2.918 personas, a manos de Charles Henri Sanson.

Uno de ellos fue el rey Luis XVI, aproximadamente, a las 10.22, de aquel 21 de enero de 1793 fue su ejecución en la plaza de la Concordia. A parte,  entre su clientela más conocida podemos destacar las figuras de Danton, Hebert,  Robespierre, San Just y Camille Desmoulins.


Al último miembro de la familia Sanson, Henri Clement, se le atribuyen las “Memorias de los Sanson”, publicadas en varios tomos en 1830, pero, según parece, esta obra fue escrita a medias por Honoré de Balzac, en su juventud, y por un tal François-Louis L`heritier de l’Ain.

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