martes, 26 de febrero de 2019

Ramón Mercader y su asesinato


Ramón Mercader

(Barcelona, 1914-La Habana, 1978) Activista político español. Miembro del Partido Socialista Unificado de Cataluña, participó en la guerra civil española e ingresó en los servicios secretos soviéticos. Infiltrado en los círculos trotskistas en París, la NKVD estalinista le asignó la misión de asesinar a Trotski, lo que llevó a cabo en la propia residencia de éste, en México (1940). Tras veinte años de reclusión, fue liberado en 1960, fijó su residencia en Cuba, luego en Checoslovaquia y por último en la URSS.

En 1934 intervino en el movimiento catalanista contra el gobierno de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) en Barcelona. Con el inicio de la Guerra Civil (1936-1939), Ramón Mercader se vinculó al ejército republicano a través de su militancia comunista y en 1937 viajó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), donde fue entrenado especialmente, cambiando su identidad por la de Jacques Mornard, de nacionalidad belga y origen persa, identidad que conservó siempre.

Con su nueva personalidad llegó a París, donde trabó amistad con Sylvia Ageloff, norteamericana de origen ruso simpatizante del trotskismo, y hermana de una de las secretarias del propio Leon Trotski, cabeza de un sector opuesto a la personalidad y designios de Stalin al frente de la URSS y creador de la IV Internacional. Esta relación le llevaría desde Francia hasta Estados Unidos y de allí a México, donde Trotski vivía exiliado desde 1930. Su propósito era ganarse la confianza del ilustre refugiado, que vivía en una casa casi inexpugnable y muy vigilado por sus seguidores. Finalmente, tras hacer habitual su presencia en la casa, acabó asesinando a Trotski el 20 de agosto de 1940, golpeándole el cráneo con un piolet.

Cumplía así el encargo que a todas luces le había sido dado por el máximo dirigente soviético, Stalin. Mercader fue detenido y, tras el juicio, fue condenado a veinte años de prisión, sin que Mercader llegara a revelar a nadie su verdadera personalidad. Fue finalmente liberado en mayo de 1960. A su salida viajó a la Unión Soviética, tras una breve estancia en Cuba y Checoslovaquia. En la URSS recibió la condecoración como héroe de la Unión Soviética. Personaje mitificado, pero sin acogida ni entre los entonces líderes de la URSS (que buscaban distanciarse de la herencia estalinista) ni en medio familiar alguno, recaló finalmente en Cuba buscando un clima adecuado para su salud, tierra en la que finalmente acabaría falleciendo años más tarde.

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