¿QUIEN FUE?
Grigori Yefímovich Rasputín nació en 1869, y falleció el 30 de diciembre de 1916, a los 47 años de edad.
Cuando se hizo famoso, sus enemigos lo llamaban el Monje Loco.
Rasputín vivió sus primeros años en su aldea de nacimiento, en Pokróvskoye (Siberia). Un lugar que hoy, cien años después, parece congelado en el tiempo:
EL MONJE Y LAS ORGÍAS
En 1887 Rasputín se casó con Praskovia Fiódorovna Dubrovina, con la que tuvo cinco hijos, aunque dos murieron a edad muy temprana. Aquí lo vemos con ellos:
Cinco años después lo abandonó todo, e ingresó en un monasterio. Poco después Rasputín ingresó en una secta cristiana prohibida por la Iglesia Ortodoxa llamada los Flagelantes, en donde creían que la Fe se alcanzaba con el dolor. Organizaban orgías, Rasputín era uno de sus más fieles participantes. Ahí nació la leyenda sexual que afirma que se acostó con buena parte de la nobleza rusa.
UNA CURA PARA LA HEMOFILIA
Las dotes de sanador de Rasputín llegaron a los oídos de la zarina Alejandra de Rusia, que en 1905 lo llamó a la corte para ayudar a su hijo y heredero al trono, Alexéi Nikoláievich, que padecía hemofilia. Aquí vemos a Rasputín con la zarina (se dice que también era su amante) y sus hijos:
Rasputín curo temporalmente al hijo de zar mediante una especie de hipnosis. Se convirtió en su médico personal y cautivó completamente a la zarina. Su influencia era tan grande que se dice que todas las decisiones del zar Nicolás II eran revisadas por el propio Rasputín. Durante la Primera Guerra Mundial sus enemigos lo acusaron de ser un espía alemán e influir en la zarina, de ascendencia alemana, lo que contribuyó a la caída del régimen zarista en Rusia.
ASESINATO
A muchos duques, condes, y otros miembros de la corte rusa no les gustaba que un místico pueblerino tuviera semejante influencia en el zar y la zarina de Rusia.
El príncipe Félix Yusúpov, con ayuda de varios miembros de la nobleza rusa, organizó su asesinato. Investigaciones recientes indican que también estuvo implicado el Servicio Secreto Británico.
Lo llamaron al palacio de Yusúpov con la excusa de que su esposa Irina quería conocerle. Rasputín se presentó y fue atendido en un sótano mientras esperaban la llegada de la princesa, que ni siquiera estaba en Rusia. Le invitaron bollos y vino envenenados con cianuro.
Pese a que los bollos tenían cianuro como para matar a un elefante, Rasputín no se inmutó. Según un libro publicado por el propio príncipe Yusúpov, que era escritor, le sirvieron dos vasos de vino llenos de cianuro y, lejos de sentirse mal, Rasputín cogió una guitarra y comenzó a cantar.
Otro de los conspiradores, Purishkévich, convenció al príncipe para que lo disparase por la espalda. Así lo hizo. Le disparó varias veces. Cuando se acercó a comprobar si había muerto, Rasputín se abalanzó sobre él, y lo maldijo. Lo remataron con un tiro en la cabeza. Lo ataron con cadenas y lo tiraron al río Neva, donde apareció días después, congelado. La policía rusa hizo esta fotografía:
La autopsia concluyó que no había muerto por el cianuro o las balas. Había muerto ahogado en el río, el 30 de diciembre de 1916.
Rasputín fue enterrado junto al palacio, pero unos años después lo desenterraron y quemaron su cadáver en un bosque.
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