El día 7, a las once menos veinte de la noche, se inauguraba el Segundo Congreso de Sóviets de Representantes de Trabajadores y Soldados de Todas las Rusias, compuesto por 670 delegados electos, de los cuales 300 eran bolcheviques y cerca de cien eran social-revolucionarios de izquierdas. El apoyo a los bolcheviques había crecido en los últimos meses aunque no contaban con mayoría absoluta.
Inicialmente, el Congreso de los Sóviets aprobó por unanimidad una propuesta del dirigente menchevique, Julius Martov, de proclamar un gobierno democrático conjunto de todos los partidos del Sóviet. Sin embargo, al saberse que el Gobierno Provisional había sido derrocado y que sus miembros, entre los cuales se encontraban los ministros socialistas revolucionarios y mencheviques habían sido detenidos, algunos congresistas de estos partidos representados en el Sóviet denunciaron estos hechos y abandonaron la sala en señal de protesta. Las principales fracciones de los socialrevolucionarios y de los mencheviques se oponían a las acciones de los bolcheviques.
León Trotski aprovechó para dirigirse a las fracciones que acababan de abandonar el congreso y a los partidarios del acuerdo con ellas, como Martov, diciendo: «Sois unos penosos individuos aislados; estáis corruptos; ya no pintáis nada. Marchad ahora mismo a donde pertenecéis, ¡al vertedero de la historia!». Tras la salida de la sala de las facciones de centro y derecha de los social-revolucionarios, además de los mencheviques, que consideraban que Lenin y los bolcheviques habían tomado el poder de forma ilegal, el Congreso adoptó un decreto que transfería el poder a los soviets de trabajadores, de soldados y de campesinos, ratificando así la Revolución. La mayoría de los mencheviques internacionalistas de Martov abandonaron también el congreso al ver sus propuestas de concordia entre los partidos socialistas rechazadas por el ala radical de los bolcheviques representada por Trotsky. Sólo los socialrrevolucionarios de izquierda permanecieron, con el objetivo de tratar de moderar la postura de los bolcheviques y lograr un acuerdo entre los diversos socialistas.
A las 5:00 a.m. del día siguiente el soviet legitimó al Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom) como base de un nuevo gobierno, pendiente de convocar una asamblea constituyente y publicar el Decreto de Paz y el Decreto de Tierra. Todos los comisarios eran miembros del partido bolchevique.
El decreto se basaba principalmente en el programa político de los socialrevolucionarios de izquierda. Los bolcheviques se vieron a sí mismos como los representantes de una alianza de trabajadores y campesinos y dejaron constancia de ello con la Hoz y el Martillo en la bandera y en el escudo de armas de la Unión Soviética.
El Congreso eligió un nuevo Comité Ejecutivo Central compuesto por 62 bolcheviques, 29 socialrevolucionarios de izquierda, 6 mencheviques internacionalistas y 4 miembros de otros partidos menores. El intento de los líderes bolcheviques, partidarios de la formación de un nuevo gobierno exclusivamente socialista que decidieron utilizar el prestigio y las organizaciones subordinadas a los consejos para derrocar al Gobierno Provisional y hacerse con el poder, había triunfado.
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