viernes, 1 de febrero de 2013

EL FRENTE OCCIDENTAL EN LA I GUERRA MUNDIAL


1914 — Invasión alemana de Francia y Bélgica


Al inicio de la Primera Guerra Mundial, el ejército alemán ejecutó una versión modificada del Plan Schlieffen, diseñado para atacar con rapidez a Francia a través de Bélgica. Los ejércitos bajo el mando de los generales Alexander von Kluck y Karl von Bülow atacaron Bélgica el 4 de agosto de 1914. La primera batalla en Bélgica fue el asedio de Lieja, que duró del 5 de agosto al 16 de agosto. Tras la caída de Lieja, la mayor parte del ejército belga se retiró hacia Amberes y Namur. Luego se sucedió otro asedio a Namur, que duró aproximadamente del 20 al 23 de agosto.

Tras marchar sobre Bélgica, un ejército alemán de 1.300.000 avanzó a partir del 24 de agosto hacia el interior del norte de Francia, donde se encontraron con el ejército francés, bajo el mando de Joseph Joffre, y las primeras divisiones de la Fuerza Expedicionaria Británica, a las órdenes de Sir John French. A continuación se libraron varias batallas conocidas como las Batallas de las FronterasEl ejército alemán llegó a menos de 70 kilómetros de París, pero en la Primera Batalla del Marne (6 de septiembre–12 de septiembre), las tropas francesas y británicas consiguieron forzar una retirada alemana, dando fin a su avance hacia el interior de Francia. El ejército alemán se replegó hacia el norte del río Aisne y se atrincheró, estableciendo un frente occidental estático que perduraría tres años. Tras esta retirada alemana, ambas fuerzas intentaron flanquear a la otra en la carrera hacia el mar, y extendieron rápidamente su sistema de trincheras desde el Canal de la Mancha hasta la frontera suiza.

1915 — Estancamiento

ARMAS QUÍMICAS: A pesar de los planes alemanes de perpetuar el estancamiento con los franceses y los británicos, los comandantes alemanes planearon una ofensiva en el pueblo belga de Ypres, que los británicos habían ocupado en noviembre de 1914 durante la Primera Batalla de Ypres. El objetivo radicaba en distraer la atención de las ofensivas principales del frente oriental desbaratando los planes franco-británicos, y también para probar una nueva arma. Tras un bombardeo de dos días, el 22 de abril los alemanes liberaron gas cloro en el campo de batalla, que se desplazó hasta las trincheras británicas. La nube amarilloverdosa asfixió a los defensores y los de retaguardia entraron en pánico, creando una franja sin defender de 6 km de ancho en las líneas aliadas. Sin embargo, los alemanes no estaban preparados para el éxito que obtuvieron y carecían de tropas suficientes para aprovechar la brecha. Pronto llegaron tropas canadienses que repelieron el avance alemán. El ataque de gas se repitió dos días después y causó una retirada de 5 km en la línea franco-británica. Pero la oportunidad se había perdido. El éxito de este ataque no se repetiría, ya que los aliados se defenderían introduciendo máscaras de gas y otras contramedidas.

1916 Y 1917— Duelos de artillería y desgaste

El Jefe del Estado Mayor alemán, Erich von Falkenhayn, creía que quizás ya no sería posible una penetración en las líneas enemigas, por lo que se centró en forzar una rendición francesa infligiendo numerosas bajas.10 Su nuevo objetivo era "desangrar a Francia".
Adoptó dos estrategias nuevas. La primera era el uso de la guerra submarina sin restricciones para interrumpir los suministros aliados que llegaban desde ultramar. La segunda serían ataques selectivos dirigidos a causar numerosas bajas en las tropas terrestres francesas. Para infligir el mayor número de bajas, planeó atacar una posición que los franceses no podrían abandonar por razones tanto estratégicas como de orgullo nacional, y así tenderles una trampa. Se eligió la ciudad de Verdún.
El 7 de julio, los británicos lanzaron una ofensiva en la cresta de Messines, al sur de Ypres, para recuperar el terreno perdido en 1914 en la Primera Batalla de Ypres.Tras cuatro días de duros bombardeos, se activaron 19 de estas minas, causando la muerte de 10.000 alemanes. La ofensiva que se inició después también se basó en un bombardeo exhaustivo, pero no consiguió desplazar a los alemanes. La ofensiva, aunque fue en principio contundentemente exitosa, no prosperó, debido al terreno anegado y embarrado, y ambos bandos sufrieron cuantiosas bajas.El 25 de junio llegaron a Francia las primeras tropas estadounidenses, formando la Fuerza Expedicionaria Estadounidense. Sin embargo, las tropas estadounidenses no entraron en las trincheras hasta octubre. Estas tropas necesitaban entrenamiento y equipamientos antes de unirse al combate, y durante varios meses fueron relegadas a tareas de apoyo. Sin embargo, a pesar de esto, su presencia proporcionó el necesitado estímulo a la moral aliada.
El 20 de noviembre, los británicos lanzaron el primer ataque masivo con tanques durante la Batalla de Cambrai. Los británicos atacaron con 324 tanques, un tercio de los cuales permaneció en reserva, y doce divisiones, contra dos divisiones alemanas.

1918 — Ofensivas finales

Tras el exitoso ataque y penetración de los aliados en las defensas alemanas de Cambrai, Ludendorff determinó que la única oportunidad de victoria para los alemanes residía ahora en un ataque decisivo a lo largo del frente occidental durante la primavera, antes de que las fuerzas estadounidenses fueran una presencia significativa.
La Operación Michael, la primera de las ofensivas de primavera

En julio, Foch inició una ofensiva planificada contra el saliente de Marne producido durante los ataques alemanes. Este ataque tuvo éxito eliminando el saliente en agosto. Dos días después de terminar la primera, se lanzó una segunda ofensiva principal en Amiens, al norte. Este ataque incluiría fuerzas franco-británicas, pero estaba encabezado por tropas australianas y canadienses junto con 600 tanques y apoyados por 800 aeroplanos. El asalto tuvo mucho éxito, haciendo que Hindenburg llamara al 8 de agosto el "Día Negro del Ejército Alemán". alemanas, casi tuvo éxito en separar a los ejércitos francés y británico, al avanzar 65 km durante los ocho primeros días y desplazar las líneas frontales más de 100 km hacia el oeste, a tiro de artillería de París por primera vez desde 1914.

El número de tropas del ejército alemán había quedado gravemente mermado tras cuatro años de guerra, y su economía y sociedad estaban sometidas a una gran tensión interna. Cuando las fuerzas aliadas rompieron las líneas alemanas con un gran coste, la Monarquía Imperial se derrumbó, y dimitieron los dos comandantes del ejército, Hindenburg y Ludendorff. Todavía rugían las batallas cuando la Revolución de Noviembre puso un nuevo gobierno en el poder, que rápidamente firmó un armisticio el 11 de noviembre de 1918, que suspendió toda lucha en el Frente Occidental.


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