BATALLA DE CRETA
La Batalla de Creta (en alemán: Luftlandeschlacht um Kreta), se produjo entre mayo y junio de 1941, siendo la única gran operación aerotransportada llevada a cabo por la Wehrmacht (Ejército alemán) durante la Segunda Guerra Mundial.
El 27 de abril de 1941, Adolf Hitler ordenó invadir la isla. La operación la llevaron a cabo las tropas aerotransportadas al mando del general Kurt Student, participando 700 aviones de transporte y 750 planeadores apoyados por la Luftwaffe. La invasión de la isla la llevaron a cabo 4.500 paracaidistas alemanes que tardaron diez días en ocuparla (20 de mayo - 1 de junio). Los británicos evacuaron sus posiciones protegidos por la Royal Navy, la cual sufrió fuertes pérdidas.
Planificación
Se desató un intenso debate en el Alto Mando alemán acerca del plan operacional para desembarcar en Creta. A pesar de que todos estaban de acuerdo en la necesidad de tomar Maleme, existían diversos puntos de vista sobre la concentración de fuerzas en la zona y el número de ellas que serían enviados a capturar otros objetivos, como los aeródromos de Heraklion y Retimo.
El comandante de la Luftwaffe, general Alexander Löhr, y el comandante naval, contraalmirante Karl-Georg Schuster, defendían una mayor concentración de tropas hacia Maleme, buscando una victoria fácil gracias a la superioridad numérica. En contraste, el generalmajor Kurt von Student pretendía dispersar sus paracaidistas en un área más amplia, maximizando así el factor sorpresa. Maleme ofrecía varias ventajas como objetivo principal: era el aeródromo más extenso de Creta, que permitía el aterrizaje de transportes de tropas pesados; estaba lo suficientemente cerca del interior para permitir cobertura aérea con cazas Bf 109 terrestres; y se encontraba próximo a la costa norte, permitiendo el desembarco naval de refuerzos con rapidez. Hermann Goering forzó un plan de compromiso, priorizando asegurar Maleme, pero sin descuidar el resto de bases Aliadas.
El nombre en código de este plan fue Merkur, basándose en el veloz dios del comercio romano Mercurio, que poseía pequeñas alas en los tobillos. Hitler autorizó la operación con la condición de que no debía en ninguna manera interferir con los preparativos de la Operación Barbarroja, e insistió en que era imprescindible terminar con las operaciones en Creta a más tardar a finales de mayo del 41. Esto provocó que el Alto Mando alemán improvisara sobre la marcha el planeamiento de la operación.
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