Durante 6 años se dedicó a servir a un terrateniente que al parecer ejercía de druida en sus ratos libres. Eso permitió al joven Patrick enriquecerse de los secretos sobre las múltiples religiones tribales que se ejercían en la isla, al mismo tiempo que aprendía gaélico, la lengua celta.
Logró escapar y volver a la Bretaña. Allí decidió entregarse al catolicismo y, una vez convertido en obispo, regresó a Irlanda para propagar el evangelio.
Un día, encontrándose Saint Patrick en un monte rodeado de multitud de gente, decidió arrancar un shamrock (trébol) que se encontraba entre la hierba para, mostrándolo ante todos, explicar la doctrina de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en un solo Dios.
Desde entonces el trébol se ha convertido en todo un símbolo para los irlandeses y en un icono imprescindible durante el día de Saint Patrick.
Todos los años, el 17 de Marzo, para conmemorar su muerte, las ciudades de Irlanda y otras tantas de todo el mundo se tiñen de verde para celebrar el tan esperado SAINT PATRICK'S DAY.
(Río de Chicago teñido de verde)
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