Desde entonces, su cadáver se convirtió en uno de los más mediáticos, gracias a la labor de conservación del cuerpo realizada por los profesores Vladímir Voroviov y BorisZbarski.
Su objetivo era embalsamar el cuerpo con el objetivo de no olvidar al principal dirigente de la Revolución de Octubre.
El mausoleo se encuentra en la plaza Plaza Roja de Moscú, frente a los muros del Kremlin.
Los dos profesores embalsamaron el cuerpo de Lenin en una mezcla compuesta por glicerina, acetato de potasio, agua y cloro de quinina. En las primeras sesiones de trabajo comenzaron
por extraerle los pulmones, el
hígado y el bazo. A continuación lavaron
por completo la caja torácica. Luego tenían
que meter el cuerpo en una bañera
que contenía el elixir.
De esta manera se ha conservado el cuerpo del líder bolchevique hasta nuestros días, el cual ha sido visitado por millones de curiosos y nostálgicos del antiguo régimen.
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