Crisis de Agadir o segunda crisis marroquí

El estallido de la I GM no fue casual. Desde principios de siglo se dieron varias crisis que -aunque solventadas finalmente por la via diplomática- indicaban que la guerra estallaría en Europa. Una de esas crisis se dio en 1911, en la ciudad de Agadir (Marruecos).

El problema del reparto del país norteafricano había sido fuente de tensiones diplomáticas que -teoricamente- se solventaron en la conferencia de Algeciras de 1906. Sin embargo, las cosas no iban a ser pacíficas. El caos en el territorio del Sultan era tan pronunciado que este tuvo que pedir la intervención francesa, (pues Francia había sido desiganada en Algeciras como "gendarme" de la zona). Pero los franceses no se limitaron a imponer el orden con sus fuerzas, sino que aprovecharon la ocasión para ocupar la ciudad de Fez, con lo cual Francia estaba infringiendo los términos de lo acordado en Algeciras. España, viendo el cariz de los acontecimientos, decidió ocupar a su vez Larache.

En Alemania, país que tenía bastantes intereses comerciales en Marruecos, estos movimientos no sentaron nada bien, pues aparte de violar los acuerdos de 1906, estaban dejando sin efecto el pacto franco-alemán de 1909, en el que se reconocía la autoridad de Francia en suelo marroquí a cambio de cooperación económica entre ambas naciones.

Así que el gobierno del Kaiser decidió intervenir, y el 1 de julio de 1911 el cañonero alemán "Panther" ancló frente a la costa atlántica marroquí, en el puerto de Agadir. La presencia de esta pequeña embarcación en la costa marroquí puso a toda Europa en un clima prebélico: el almirantazgo de Gran Bretaña no podía tolerar la eventualidad de una base alemana en pleno Atlántico, y Francia no podía ver cuestionado su dominio en Marruecos.

El desenlace de esta crisis fue largo y complicado. Alemania exigía compensaciones territoriales en África para retirar su buque, compensaciones a costa del territorio francés en Togo y Camerún. Finalmente, tras no pocos tiras y aflojas, se llegó a una solución en noviembre de 1911. Francia quedaba como potencia dominante en Marruecos y Alemania recibía a cambio 2 franjas del territorio francés en el Congo. 

Estos acuerdos alejaron, momentáneamente, el fantasma de la guerra, pero despertaron recelos tanto en Francia como en Alemania, por parte de los franceses que habían cedido ante una postura de fuerza, y por parte de los alemanes que creían haber recibido una compensación menor por sus reivindicaciones.