La neutralidad española en la primera guerra mundial propició una fuerte expansión económica. La fase expansiva de la producción agraria, iniciado en los primeros años del siglo, llegó hasta 1936 como consecuencia de la mejora y extensión de la maquinaria agrícola, la difusión de los abonos químicos y la extensión del regadío.
El progreso de los productos de la huerta, de los agrarios, de la remolacha y de las plantas industriales propiciarían el desarrollo de la economía agraria.
La industria española evidencio, desde 1917, su desarrollo y modernización.
En los años veinte se inició el desarrollo de las industrias de la alimentación, de cueros, de derivados de la madera, de artes gráficas y de la construcción( en un crecimiento paralelo al desarrollo urbano). También se desarrollaron industrias típicas de la segunda revolución industrial, como las eléctricas y las químicas.
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