jueves, 22 de abril de 2021

EL PUTSCH DE LA CERVECERÍA (EL PUTSCH DE MÚNICH)

 EL PUTSCH 

En la noche del 8 al 9 de noviembre de 1923 Adolf Hitler protagonizó el primer intento del Partido Nazi de hacerse con el poder en Alemania. Varios grupos violentos de extrema derecha (que contaban con el apoyo de fuerzas paramilitares) estaban conspirando para desestabilizar al gobierno y hacerse con el poder en la República alemana. Aquella noche los conspiradores irrumpieron en la cervecería Bürger Bräu Keller de Múnich, donde se habían reunido varios altos cargos del gobierno estatal bávaro. Intentaron recabar su apoyo a punta de pistola al tiempo que sus fuerzas paramilitares intentaban hacerse con el control de los puntos estratégicos de la capital. La reacción adversa del gobierno estatal en cuanto se libró de la vigilancia de los golpistas y varios errores de bulto de éstos condenaron la intentona al fracaso. Los instigadores fueron detenidos (incluido el propio Hitler), juzgados, condenados por alta traición y encarcelados. 



Planificación del Putsch

En toda Alemania, los primeros cuatro años de la República de Weimar estuvieron signados por males económicos, el trauma tras la derrota en la Primera Guerra Mundial y la humillación ante los términos del Tratado de Versalles, que muchos consideraban excesivamente punitivos. En este clima de inestabilidad nacional, tanto los movimientos políticos de izquierda como de derecha, cuyas formaciones paramilitares estaban repletas de veteranos desempleados y jóvenes rebeldes, habían fallado en su intento de derrocar la incipiente democracia.

Para cuando Hitler y los nazis prepararon su intento de golpe de estado en 1923, el movimiento contaba con más de 50.000 miembros, la mayoría de los cuales se habían incorporado con la esperanza expresa de que el partido tomará medidas contra la República Democrática. Inspirado por la exitosa "marcha sobre Roma" de Mussolini que llevó a los fascistas al poder en Italia en octubre de 1922, Hitler planificó hacer su jugada, lo que incluía una análoga "marcha sobre Berlín", para tomar el control del gobierno nacional. 


El Suceso

Alrededor de las 8.30 en la noche del 8 de noviembre, el destacamento de guardaespaldas personal de Hitler, el StoBtrupp Adolf Hitler, llegó a la cervecería Bürger Bräu Keller para sumarse a las unidades de las tropas de asalto que se preparaban para rodear la cervecería. Habiendo entrado en las instalaciones sin ser visto, Hitler tomó la llegada del StoBtrupp como la señal para comenzar el Putsch. Hizo disparos al techo con su pistola, interrumpió el mitin de Kahr y declaró que la "revolución nacional" había comenzado. 

Rodeado por guardias armados, Hitler se abrió camino hasta el frente y se dirigió breve mente a la multitud. Luego le ordenó al triunvirato bávaro -von Lossow, von Seisser y von Kahr- que fuera a una sala contigua, donde los intimidó a punta de pistola para que respaldaran su Putsch. Creyendo que había conseguido su apoyo, Hitler y los tres líderes bávaros regresaron a la sala principal y se dirigieron a la multitud. Declararon su solidaridad con el movimiento de Hitler y anunciaron los nombramientos clave del nuevo gobierno. 


El Legado del Putsch 
de la Cervecería 

El Putsch de la Cervecería tuvo numerosos legados ominosos. Entre quienes marcharon con Hitler hacia la plaza del Odeón el 9 de noviembre de 1923, había hombres que luego ocuparían cargos clave en la Alemania Nazi: Hermann Göring, Heinrich Himmler, Rudolf Hess, Julius Streicher y Wilhelm Frick. Cuatro de estos cinco hombres estarían en el banquillo de los acusados en el juicio de los principales criminales de guerra en Núremberg en 1945; el quinto solo escapó de ese destino al suicidarse. 

Los objetivos de los líderes del Putsch eran igualmente premonitorios. Buscaban aplastar a la oposición política interna y aniquilar a quienes se resistieran, establecer un estado dictatorial donde la ciudadanía estuviera restringida a los alemanes de linaje "nórdico", excluir a los judíos de la vida política y aprobar leyes de emergencia que permitirían la "eliminación de todas las personas peligrosas para la seguridad y bocas inútiles" que serían encarceladas "en campos de concentración (Sammellager) y, cuando fuera posible, puestas a realizar trabajos productivos para la comunidad". Cuando Hitler y los nazis tomaron el poder en 1933, cumplieron cada uno de estos objetivos en dos años. 






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