La transformación económica, social y política que se produjeron en Inglaterra durante el siglo XVI, favorecieron su expansión colonial en el siglo XVII. Un grupo de hombres dispuestos a migrar para colonizar nuevos territorios organizaron compañías colonizadoras para la explotación de diversos minerales y metales.
Inglaterra instaló las 13 colonias y después de la guerra de Inglaterra contra Francia, la corona quiso que las colonias le ayudaran a pagar la enorme deuda militar y el parlamento inglés estableció una serie de impuestos sobre el cuero, el azúcar, el papel y el té, que se importaba desde América.
Con estas medidas los colonos tenían miedo de que les quitaran todas las libertades de las que habían disfrutado hasta el momento.
Las ventas de té bajaron porque los colonos importaban de forma ilegal y vendían el té sin pagar aranceles, y por tanto con unos precios más bajos, el Gobierno Británico aprobó la ley del té. Esta ley permitió a la Compañía de las Indias Orientales vender té a las colonias directamente, sin pagar aranceles.
Se produjeron importantes protestas y conflictos, especialmente en Filadelfia, Nueva York y Boston. Los contrabandistas exigieron a los encargados de la Compañía de las Indias Orientales que abandonaran sus puestos.
Finalmente, un grupo de colonos denominado “Los hijos de la libertad” se disfrazaron de indios mohawk, llegaron a los barcos repletos de té que esperaban ser desembarcados en el Puerto de Boston, intimidaron a los marineros y subieron las cajas de té de la bodega a la cubierta. Después, abrieron las cajas y tiraron todo el té por la borda. Vertieron 45 toneladas de té, con valor de unos £10 000. Además, muchos colonos juraron no volver a tomar esa bebida como señal de protesta.
Se considera un acto precedente a la guerra de la Independencia de Estados Unidos.
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