Las primera negociaciones del gobierno bolchevique con los imperios centrales comenzaron el 9 de diciembre. El problema de la guerra se planteaba para los revolucionarios rusos de la siguiente manera: había que ganar tiempo a toda costa para fortalecer la revolución.
La mirada de los bolcheviques se dirigía a Europa en espera de la crisis revolucionaria que preveían. Desde las primeras discusiones, los imperios centrales mostraron sus intenciones: imponer la paz a Rusia y obtener grandes concesiones. El artículo segundo de sus propuestas para la paz decía: "Habiendo reconocido el gobierno ruso, de acuerdo con sus principios, el derecho de todos los pueblos, sin excepción, que forman parte del Estado ruso, a disponer de sus destinos que expresan la voluntad de los pueblos en Polonia, Lituania, Curlandia, una parte de Estonia y de Finlandia, de separarse del Estado ruso y de constituirse en Estados realmente independientes". O sea, reclamaban la anexión a Alemania de todos esos territorios. La propuesta era monstruosa y evidenciaba claramente la voracidad imperialista de Alemania.
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