Stalin envió a casi 20 millones de personas a trabajar y morir en los campos del Gulag.
Esta es la historia de una carretera. La llamada "carretera de los huesos" o el cementerio más grande del mundo. La construyeron los presos del Gulag, y nadie sabe cuántos muertos yacen bajo ella. Es la única arteria que llega hasta este remoto rincón del mundo. Arranca en la ciudad de Magadán, en el extremo más oriental de Rusia, allí donde Asia casi linda con América. En su punto final, 2000 kilómetros al oeste, se encuentra Yakutsk, la metrópoli más fría del planeta.
Casi todo lo que rodea a esta carretera recuerda a los crímenes de Satlin, las poblaciones que se alzan a sus orillas fueron en su día uno de los muchos campos de trabajo que formaban el sistema del Gulag. Hasta la muerte del dictador, en 1953, se levantaron más de un centenar de estos campos en esta región.
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