sábado, 16 de marzo de 2019

ASESINATO FALLIDO...

León Trotski, el que dijera que los españoles era franceses sin cultura y Madrid una vaga imitación de París, fue en su día un querido Comisario del Pueblo para los Asuntos Exteriores tras la Revolución de Octubre. No obstante, Stalin le expulsó del partido en 1927. Aquel fue el principio del fin de este líder, pues -sabedor de que si no huía de la URSS su vida corría peligro- se dedicó a buscar asilo en países como Turquía, Francia o Noruega.

Ninguno le quiso como refugiado. Por ello, acabó viajando a México, donde recibió el estatus de refugiado político. Desde tierras Sudamericanas, el revolucionario se convirtió en toda una celebridad mundial y comenzó a organizar un movimiento político para enfrentarse al temible Stalin, la "Cuarta Internacional".

Parece que esta nueva vida no gustó demasiado a su enemigo, quien decidió mover sus hilos como líder ruso y ordenó que fuera asesinado. Los servicios secretos rojos enviaron a varios pistoleros con órdenes de tirotearle hasta la muerte. Todos ellos, al mando de David Alfaro Siqueiros. Estos ametrallaron la casa de Trotski (ubicada en México) el 24 de mayo de 1940 con intención de no dejar piedra sobre piedra. Hicieron más de 300 disparos sobre ella y, al creer que habían acabado con su "tarea", se retiraron. Curiosamente, cuando Siqueiros se enteró de que su objetivo había sobrevivido, se lamentó profundamente.

Tras este primer y fallido intento de asesinato, Stalin decidió que más le valdría usar la cabeza en vez de las armas si quería que el trabajo se cumpliese. En ese momento entró en escena Mercader. Así pues, Mercader decidió que debía infiltrarse en el entorno de Trotski.

Para quedarse a solas con él y perpetrar su plan, Mercader usó una de las pocas debilidades del revolucionario, su vanidad. Mercader sabía que a Trotski le encantaba teorizar y pasar horas y horas explicándose. Por ello, un día que estaba tomando el té con él le dijo que iba a escribir un artículo considerando si, tras la llegada de Stalin, la URSS se había vuelto un estado imperialista o no. Trotski era partidario de que aún era un estado obrero, mientras que había una corriente que afirmaba lo contrario. El pez mordió el anzuelo y el político decidió recibirle cuando él deseara para poder comentar juntos el texto y corregir sus fallos.

Así fue como, el 20 de agosto de 1940, Mercader se presentó en casa del político para hablar del texto. Este le recibió, aunque con dudas, pues no le conocía demasiado bien. El que fuera teniente del Ejército republicano español se acercó entonces a Trotski y, cuando este se giró para aprovechar la luz de la ventana, le propinó un golpe mortal con un piolet en la cabeza. Según afirmó posteriormente el propio asesino, su víctima dio un grito de terror que resonó en toda la vivienda.

A las 26 horas, el objetivo de Stalin se materializó cuando su enemigo expiró. De nada sirvieron los cuidados médicos. ABC narró los últimos minutos de vida de este hito de la Historia: "Se ha tenido que recurris a la respiración artificial por medio de oxígeno (...) Los médicos han practicado la trepanación al revolucionario. Señalaron que le queda una probabilidad de vivir".


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