sábado, 23 de marzo de 2019

Superviviente en Magadán

LA HISTORIA DE UNA SUPERVIVIENTE EN MAGADÁN 


La historia de la carretera de Kolymá habla de los horrores del pasado, del olvido en una tierra olvidada. Stefanija Dubovnik, de 87 años, vive aquí, en Magadán. La nieve caía hace 70 años, el día en el que llegó a la región. Stefanija nunca había visto una tierra tan dura. Venía del oeste de Ucrania, no había cumplido 18 años y no hablaba ruso.Un tribunal la había condenado por < actividades antisoviéticas>. La pena fue de diez años de internamiento. <Todavía me sorprende haber sobrevivido>, dice. Aún sueña con los cuerpos cadavéricos de los trabajadores, con sus estómagos hinchados por el hambre, con la muerte pegada a la espalda después de turnos de 16 horas en las minas de oro. Dochodjaga, así se llamaba en los campos a esas personas que habían llegado al límite de sus fuerzas. Por las mañanas, ya eran cadáveres que alguien se encargaba de subir en camiones.  <El Gulag era el infierno>, sentencia.Tras la muerte de Stalin, Stefanija fue puesta en libertad. ¿Qué podía hacer?¿Adónde ir? Como la mayoría de los reclusos optó por quedase en Magadán. 
Esta tierra sigue así, agreste y fría. En el mismo punto en el que arranca la carretera comienza una naturaleza salvaje. A la gente le aterroriza circular por aquí. En invierno, una tormenta de nieve puede hacer que la calzada desaparezca de repente; si el coche se queda tirado, los móviles no funcionan, no hay cobertura, Tampoco ambulancias. 
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