El 1 de Marzo de 1953, Stalin se encontraba en una pequeña casa de campo a 15 kilómetros de Krylatskoye (al oeste del centro de Moscú), cenando con el ministro de asuntos interiores Lavrentiy Beria y los futuros primeros ministros Georgy Malenkov, Nikolai Bulganin y Nikita Khrushchev. Tras retirarse a su habitación, Stalin tardó más de lo habitual en levantarse, y aunque a su guardia personal le pareció extraño, habían recibido órdenes de Beria de acostarse y no molestarle. Un empleado de la guardia (Lozgachev) entró finalmente sobre las diez de la noche y encontró a Stalin tendido en el suelo. Lavrentiy Beria fue informado y llegó unas horas después, y los doctores no llegaron hasta la mañana del 2 de Marzo. Los médicos diagnosticaron que Stalin sufría una parálisis en la parte derecha del cuerpo. Finalmente murió el 5 de Marzo a las 21:50, debido a una hemorragia cerebral.
Hay numerosas teorías que señalan a un complot para provocar la muerte de Stalin. Unas dicen que Lavrenty Beria y Nikita Khrushchev habrían contribuido a su muerte al no enviarle ayuda. Otras teorías afirman que fue envenenado por Beria. En otras versiones, se dice que habría muerto días antes del 5 de Marzo. En 2003, un grupo de historiadores rusos y americanos propuso la teoría de que Stalin ingirió warfarina, un poderoso matarratas que inhibe la coagulación de la sangre y predispone a la víctima para una apoplejía. Ya que es insípida, la warfarina es apropiada para el envenenamiento. Los hechos sobre la muerte de Stalin probablemente nunca serán conocidos con certeza. Su fallecimiento llegó en un momento conveniente para Beria y otros, que temían ser eliminados en otra de sus purgas. Se cree que Stalin sintió que el poder de Beria era demasiado grande y amenazaba el suyo propio. Lo cierto es que el Politburo no convocó la asistencia médica para Stalin hasta un día después.
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